Cuento Retornar al huevo: Ayram corría descalza por las floridas praderas de Oniria, con su largo cabello oscuro ondeando al viento y el sol tibio sobre un cielo profundamente azul acariciándole la piel. Abrió los brazos y una leve brisa la llevó flotando hasta las colinas cercanas. Acompañaron su vuelo libélulas gigantes de alas iridiscentes y aves de plumajes multicolores que solo había conocido en las holoproyecciones de la escuela. Desde lo alto de la colina oteó el mar. La arena brillaba al sol y las olas iban a morir a la playa en explosiones de blanquísima espuma. Se detuvo un momento a escuchar el rumor de las olas. Aspiró con deleite la brisa marina y se dejó caer flotando suavemente hacia la playa.